El liquidámbar

Iván M. Prado Rodríguez

El Liquidámbar styraciflua, también conocido como el árbol del ámbar, es un encantador árbol caducifolio de porte regular y cónico que con el paso de los años se vuelve abierto y algo irregular. Planta originaria del Sur de los E.E.U,U, México y Guatemala, su crecimiento no destaca por rápido pero tampoco por lento y puede llegar a alcanzar, con el paso de los años, entre los 20 y 40 metros de altura en su hábitat natural. Su tronco es recto, esbelto, de color gris y recubierto de estrechas fisuras por las que podremos observar la exudación de su peculiar resina. Estas grietas que cubren tanto el tronco como las ramas le aportan una textura muy particular, que destaca con fuerza en invierno. El liquidámbar tiene hojas similares a las de los arces, con lóbulos muy marcados en forma de estrella y unidas a las ramas por largos y estrechos pecíolos, pero su inserción en las ramas es alterna en lugar de opuesta, lo que nos permitirá diferenciarlos. Con la llegada de los primeros fríos otoñales, estas se tornan de color rojizo agranatado o amarillo. Los frutos son de forma esférica y espinosos, y maduran en otoño.

En varias partes del mundo, con la excepción de Europa, se conocen especies silvestres de liquidámbar. Su nombre hace referencia a la propiedad de exudar una resina aromática gomosa de color ámbar de su corteza (caramelo de goma, en EEUU), pero bien podría estar referido a los colores que sus hojas presentan en el otoño. Aunque estas tonalidades varían según el suelo, clima o variedad cultivada de que se trate, muchos de estos árboles se tiñen de intensas coloraciones parecidas a ámbar líquido. En otros casos, toman tonos rojizos y purpúreos que, además, perduran durante varias semanas de otoño.

Si lo vamos a plantar en nuestro jardín hemos de tener en cuenta que el liquidámbar es un árbol que no tolera demasiado bien las zonas sombrías. Para un desarrollo correcto necesita de suelos húmedos y no muy alcalinos. No tolera bien la falta de agua, por lo que no es recomendable dejar secar demasiado el sustrato. El exceso de cal produce en él una marcada clorosis o coloración amarillenta de las hojas, por lo que si tenemos que abonarlo, lo mejor es utilizar abonos orgánicos o humus de lombriz.

En cuanto a sus cuidados, podemos realizar un abonado suave en su época de crecimiento, así como aplicarles una poda de mantenimiento a finales de invierno o inicios de la primavera. En cuanto al frío, conviene protegerlos de las heladas tardías.

Es un árbol susceptible al ataque por hongos como por ejemplo: Septoria liquidambaris, Cercospora liquidambaris, Exosporum liquidambaris, etc. Hongos que afectan tanto a raíces, hojas como tallos. También puede verse atacado por diversos parásitos como por ejemplo los nematodos en sus raíces y la mosca blanca.


El liquidámbar es un árbol muy utilizado en jardinería urbana, fácil de ver en alineaciones en las calles, o como árboles de sombra en parque y jardines, lo que demuestra su rusticidad y facilidad de cultivo. Utilizado de forma aislado se verá muy bello, al igual que en un conjunto con otros árboles verdes, donde su coloración otoñal destacará con fuerza. Un grupo de liquidámbares, siempre que se cuente con sitio suficiente, también es una buena opción a tener en cuenta.