Iván M. Prado Rodríguez

Bulbos de verano    

Entre todas las plantas que podemos plantar en esta época en nuestro jardín, los bulbos de verano son una opción interesante y generalmente económica que podemos considerar.

La variedad de tamaños y formas, sobre todo en sus flores, los convierte en un grupo tan extenso de plantas que resulta difícil no encontrar un bulbo que no se adapte a nuestro gusto y a su vez, a las condiciones de nuestro jardín o terraza. Tanto plantados en tierra directamente como en jardineras o pequeñas macetas, los bulbos de verano aportan un toque de frescor y vitalidad a nuestros rincones preferidos.

Cuando nos referimos a las plantas bulbosas, nos solemos referir a cualquiera de las especies que se cultivan a partir de algunos órganos de reserva vegetales determinados, como son los bulbos, los cormos, las raíces tuberosas y los rizomas. En general su cultivo es fácil y con un poco de cuidado por nuestra parte, nos proporcionarán una maravillosa y espectacular floración. Lo más habitual, es reutilizar las plantas bulbosas de un año para otro, por lo que siempre son una buena opción para el jardín y la terraza.

Existen especies altas y delgadas como los gladiolos. Otras con un porte más bajo y compacto, que nos sorprenden con una continua y profusa floración estival, como son las begonias tuberosas o las dalias. Las calas y las peonias destacan por su elegante y característica floración de la que pocos aficionados a la jardinería son inmunes.

Es importante recordar que todas estas plantas de verano sufren con el frío y las heladas, de ahí que deberán ser plantadas entre inicios de marzo y finales de mayo. La plantación se realizará en un lugar abrigado y protegido del viento, cuando la temperatura del suelo sea cercana a los 10 ºC, ya que por debajo de esa temperatura es posible que los órganos de reserva lleguen a pudrirse. La mayoría de estas plantas, necesitan estar situadas a pleno sol para un adecuado desarrollo, aunque hay excepciones como los ranúnculos y las begonias tuberosas.

La plantación no debe ser muy profunda, dos o tres veces la altura del bulbo, es lo más recomendable. Después de la plantación, abonaremos la planta cada quince días, desde primavera hasta finales de la floración. Tras la floración, dejaremos secar por completo las hojas y cuando estén marchitas las cortaremos. Si durante el invierno, la temperatura no es muy fría, los bulbos podrán invernar en el suelo. Si no lo más conveniente es desenterrarlos y guardarlos en un lugar fresco y seco hasta el año siguiente.

Entre las plantas bulbosas de esta temporada destacan, entre otras muchas:  

Begonia tuberosa: (Begonia tuberhybrida) Planta de porte pequeño y compacto. Su continua y duradera floración destaca por el llamativo color de sus flores de color: rojo, rosa, amarillo, crema, blanco y jaspeado. Muy utilizada en contenedor, en zonas semisombreadas. Se adapta bien al cultivo en interior.

Cala: (Zantedeschia spp.) Planta rizomatosa de gran elegancia, presenta bellas flores solitarias con forma de embudo con un espádice amarillo en el centro. Sus hojas, con forma de espada pueden ser verdes o con manchas. Sus flores varían en color y tamaño, dependiendo de la variedad que se trate. Entre los colores más comercializados, destacan, el blanco, naranja, rosa, o amarillo.

Peonía: (Paeonia spp.): Planta de delicado perfume. Sus flores son perfectas para flor cortada, donde con su sola presencia aromatizan toda la estancia. Las flores se pueden encontrar en tres colores: Rosa fucsia, roja y blanca.

Gladiolo: (Gladiolus spp.) Planta de gran altura, llega a alcanzar el metro y medio; se caracteriza por poseer un vástago floral sobre el cual aparecen numerosas flores acampanadas. Entre sus colores, podemos encontrar: el blanco, el rosa, el naranja, el rojo, el amarillo, el malva y el verde.

Dalia: (Dahlia spp.) En el mercado pueden encontrarse gran variedad de plantas de porte y flores distintas. Sus flores se clasifican atendiendo a su forma: flor de anémona, sencilla, de bola, de pompón, de cactus, y enana. Entre los colores de las flores, la variedad cromática es inmensa pudiendo encontrar tonos que van del rojo a los jaspeados, pasando por el blanco y el amarillo.