Iván M. Prado Rodríguez

El Jardín minimalista

El estilo de los jardines minimalistas es perfecto para jardines pequeños y terrazas, en donde la falta de espacio determina un diseño práctico y armónico. Lo importante es que el espacio no se obstruya sino que se manifieste y se expanda, formando parte del jardín.

El estilo minimalista en los jardines es una mezcla de tradiciones de distintas épocas y culturas, en donde se ha sabido aplicar los avances de la tecnología, y por lo tanto un mejor uso de los materiales naturales.  Sus líneas suaves y precisas, su carácter y su filosofía hacen de estos jardines una forma más de crear arte. Un arte que nos atrapa y nos contagia impregnándonos del ánimo que transmite.

El gran objetivo del jardín minimalista es el de inspirar equilibrio, tranquilidad y fluidez, generando un fuerte atractivo. El jardín se reduce a lo esencial, en donde las líneas nítidas, las formas simples y un profundo sentido del espacio dan a este estilo una gran popularidad, sobre todo entre aquellos que desean un lugar tranquilo en donde encontrar emociones y sentimientos de bienestar y energía. El placer añadido de la concepción minimalista radica en que ésta se ajusta a la perfección a espacios pequeños como pueden ser los patios interiores o las habitaciones-jardín, así como a los requerimientos de una jardinería de bajo mantenimiento.

El jardín minimalista sigue la tendencia de la jardinería occidental y oriental. En los jardines tradicionales de China y Japón los tipos de plantas utilizadas eran  limitados, dándole  una mayor importancia a la utilización de elementos simbólicos, y a su forma de usarlos, como las rocas y el agua marcando una naturaleza simple en donde el jardín es tomado como un espacio de contemplación. Por el contrario en el mundo occidental, los jardines eran parte esencial de los grandes períodos del arte y de la arquitectura. Algunos jardines italianos renacentistas son tan complejos como las villas con las que están relacionados. Los materiales, las proporciones y la  jerarquía son reflejo de las cualidades y del pensamiento de aquella arquitectura. Los jardines servían de conexión entre las villas construidas en terrenos elevados y las vistas espectaculares que se gozaban desde ellas.

En el jardín minimalista destaca el aprecio por lo llamativo y la rusticidad de los motivos naturales que invitan a ensanchar la mente, a aprender a desarrollar la imagen más poderosa, a simplificar y, lo que es más importante, a considerar el jardín bajo una nueva luz, creando espacios simples y a la vez complejos. El jardín minimalista nos aporta un ambiente moderno y de equilibrio, que permite la relajación y el estimulo. Los colores no estridentes y la suavidad son elementos característicos de este estilo.

Las plantas son un parte clave del jardín. Aunque en ellos su papel es distinto al que desempeñan en un jardín tradicional, al igual que la situación dentro de la estructura del jardín y su elección. Aquí las plantaciones se utilizan para crear un efecto dramático, ya que el jardín se reduce a lo esencial, y de igual modo se limita el número de plantas a utilizar. La elección de éstas siempre vendrá determinada por el lugar que ocuparán, sea en una terraza superior o en la planta baja, en cuyo caso debemos tener en consideración la existencia de un paisaje cercano o una zona de agua a incorporar.

A nivel constructivo todos los elementos deben contribuir a la composición global. Las cualidades de los materiales y sus relaciones mutuas son importantes en este sentido, resultando inapropiados los elementos decorativos. A la hora de elegir, siempre nos decantaremos por los materiales naturales, ya que mejoran a medida que envejecen y ofrecen esa sutileza que se obtiene a través de tonos y texturas. El minimalismo implica que los materiales se expresen en todo su potencial, por lo que es muy importante comprender las propiedades de los materiales para poder posteriormente trabajar con ellos.