Iván M. Prado Rodríguez

La Acacia de tres espinas

La Gleditsia triacanthos o también conocida como la Acacia de tres espinas,es un bello y majestuoso árbol caducifolio muy utilizado, tanto en jardinería urbana como en parques y jardines. Esto se debe, en gran medida, a su elevada resistencia a la contaminación y a su follaje poco denso, capaz de sintonizar a la perfección con la arquitectura circundante sin importar que sea de líneas clásicas o modernas.

Árbol originario del norte de América, es una especie de la familia de las leguminosas, y puede llegar a alcanzar los 25 o 30 m de altura. Presenta un tronco corto y recto, de corteza grisácea, al principio lisa pero que con el paso del tiempo va adquiriendo un característico resquebrajamiento continuo, que se hace más acusado con los años. Su copa es amplia, abierta y poco densa, y está constituida por pequeñas hojas compuestas que le aportan una apariencia grácil, liviana y delicada. Esta da lugar a una sombra apenas tupida, a través de la cual se puede observar con facilidad cualquier estructura. Esto la convierte en una planta perfecta para su uso en alineaciones de calles, en plazas u otros espacios abiertos de las ciudades.

De abril a mayo aparecen las flores. Dispuestas en racimos, estas son de color verde-amarillento y pequeñas y por lo tanto apenas tienen interés ornamental. Al ser una planta leguminosa, sus frutos son vainas alargadas, como las judías, aunque un poco especiales, ya que pueden alcanzar más de 25 cm de longitud y se retuercen en forma de espiral, dándoles un aspecto muy característico. Las vainas, ya oscuras, permanecen en el árbol durante todo el invierno y, como en esta época el árbol carece de hojas, se convierten en un elemento ornamental muy llamativo.

La Gleditsia triacanthos, tal como su nombre científico indica, se caracteriza por presentar grupos de tres afiladas espinas ramificadas que crecen en sus ramas e incluso a lo largo de su tronco, sobre todo en los ejemplares más antiguos. En el mercado, podemos encontrar algunas variedades como la ‘Inermis’  que carecen de espinas, y que suelen ser muy utilizadas en zonas muy transitadas, de forma que las espinas no sean una molestia para los peatones o usuarios de los parques. Otra variedad destacada, es la ‘Sunburst’, de hojas doradas, porte cónico, y apenas presencia de espinas y frutos.

La Acacia de tres espinas es una especie muy rústica que resiste bien a la sequía y a la salinidad, pero no muy bien al frío intenso. Puede sobrevivir sin dificultad en suelos poco fértiles. Adora el sol y el calor, por lo que siempre se ha de ubicar en zonas soleadas y protegidas, y a ser posible poco húmedas. No es recomendable ubicarla en zonas con vientos medios o fuertes, pues estos tienden a desgarrar y romper ramas, lo cual puede llegar a ser peligroso. Estamos ante una planta perfecta para un jardín no demasiado pequeño, en donde se podrá desarrollar con total libertad.

Es un árbol de rápido crecimiento en altura (puede llegar a los 60 centímetros por año). Admite muy bien la poda, aunque ésta no siempre suele ser necesaria, sobre todo si lo plantamos como ejemplar aislado. En el caso de que se quiera realizar la poda, la operación se realizará al final del verano, de forma que minimicemos los exudados de los cortes. La acacia de tres puntas es una planta que retoña con facilidad, por lo que la podas de formación y mantenimiento que le realicemos, han de ser exigentes si queremos que sean efectivas. Su reproducción se puede realizar tanto por semillas, como por esquejes e injertos.

La Gleditsia es una planta muy utilizada por su rusticidad como árbol de alineación en calles, así como en restauraciones paisajísticas, sobre todo en zonas de desechos de minas y protección de taludes. También es fácil verla constituyendo setos defensivos e informales, en cuyo caso sus espinas afiladas, de tres puntas y hasta 20 centímetros de longitud, suelen ser muy efectivas. Su utilización como especie aislada en jardines es otra buena opción, ya que su elegante porte y su coloración otoñal amarillenta-dorada, la convierte en un elemento focal de gran interés.

Sus frutos, presentes en el árbol en invierno, le aportan color y textura,  además de añadir al jardín un efecto de relajación, pues en los días de brisa suave, las semillas al agitarse dentro de la legumbre nos regalan un delicado y misterioso sonido muy agradable.

En cuanto a las plagas y enfermedades, no es una planta muy apreciada por ellas, aunque hay que tener especial cuidado con la araña roja y las cochinillas.