Iván M. Prado Rodríguez

Primeros cuidados

Llega la primavera y con ella podremos disfrutar del crecimiento de las plantas y de las flores de nuestro jardín. También ha llegado el momento de prestarle más atención a nuestro césped. En estas fechas, si observamos que la pradera amarillea no nos tenemos que preocupar ya que es un pequeño problema que aparece durante el paso del invierno y que es de fácil solución.

A partir de ahora ya podemos empezar a segarlo una vez por semana, la altura de corte adecuada está entre los 2,5 y 3 centímetros, depende de las variedades que compongan nuestro césped, cuanto más fina sea la hoja, más baja será la siega. Antes de empezar a segar debemos comprobar el estado del cortacésped, lo más importante es que las cuchillas deben de estar bien afiladas, de esta forma evitaremos que nos arranque bruscamente las matas de césped del suelo.

Lo que nos podemos encontrar en estas fechas es que el césped esté demasiado denso e incluso si nos fijamos en su base, encontraremos una pequeña capa de hierba seca, impidiendo que se pueda airear y que el agua y nutrientes no se puedan incorporar al suelo con facilidad. Esto lo podemos solucionar con un rastrillado o escarificado, de esta forma quitaremos esa capa de hierba seca eliminando también gran parte de malas hierbas y musgos. La herramienta que debemos emplear para esta tarea es un rastrillo de púas finas, en caso de que la pradera de nuestro jardín sea muy pequeña, rastrillaremos con las púas bien apretadas contra el suelo, arrancando toda esta capa de restos secos que nos sea posible. Si disponemos de una gran superficie utilizaremos una máquina escarificadora, la pasaremos a lo largo y a lo ancho de todo el jardín, es decir, realizaremos un escarificado a doble pasada.

A veces nos podemos encontrar con terrenos demasiado duros y compactos, provocando zonas muertas de césped. Una labor para favorecer la entrada de aire a este tipo de suelos es el pinchado, para esta tarea podemos disponer de horcas de 3 a 5 púas, que la clavaremos en el terreno a intervalos pequeños de entre 15 y 20 cm, rompiendo así la primera capa de terreno. También podemos utilizar un rodillo de púas en el caso de superficies grandes, una vez pasado el rodillo, esparciremos la semilla en las zonas desnudas y las taparemos con un poco de mantillo.

Una de las tareas de las que no nos podemos olvidar es el abonar al principio de la primavera, debemos proporcionarle a nuestro césped los nutrientes necesarios  para que crezca y se desarrolle correctamente. Tenemos muchas formas de aportarle nutrientes, desde abonos orgánicos como mantillos elaborados, compost casero o abonos minerales.  

Si nos surge algún tipo de duda sobre qué fertilizante debemos utilizar es conveniente asesorarse por un profesional, ya que un mal uso de los abonos puede llegar a quemar nuestro césped.

Este tipo de problemas que hemos visto son muy sencillos de solucionar. Realizando estas tareas ahora, a principios de primavera, observaremos como mejoraremos las condiciones del césped tanto en textura como en color, pudiendo disfrutar plenamente de él de cara a la primavera y el verano.