Proteger el jardín en otoño.

Iván M. Prado Rodríguez

Al igual que nosotros nos preparamos para soportar la climatología adversa propia de los meses de otoño, no debemos olvidarnos de proteger a nuestras plantas. El frío, la lluvia y el viento, tan habituales de esta estación, pueden llegar a causar grandes estragos, por lo que no está de más aprovechar los días soleados para empezar a  preparar adecuadamente el jardín y terraza.

Lo primero que tenemos que hacer es identificar las plantas más susceptibles al frío, al exceso de agua, y al viento. En base a eso, prepararemos todas las protecciones necesarias, especialmente aquellas que estén destinadas a las especies más delicadas.

Cuando el tiempo se vuelve frío, las plantas de floración temprana como la Camelia, el Rhododendro o la Azalea, entre otras, pueden necesitar una protección especial para evitar daños causados por las bajas temperaturas. En estos casos la mejor opción es utilizar algún material como tela, arpillera, mantas viejas o plástico para proteger el follaje. Es importante que a la hora de colocar este tipo de protección utilicemos estacas para evitar que estos materiales entren en contacto directo con la planta.

Si somos de los que hemos elegido plantas autóctonas seguramente éstas no tendrán problemas con el frío, aunque es cierto que las plantas, como las personas, no suelen llevar bien los cambios repentinos: una buena opción es cubrir la tierra situada alrededor de las plantas con un acolchado de corteza, paja, hojas caídas e incluso restos de siega. Una cubierta de unos 5 cm será más que suficiente para mantener las raíces calientes y evitar su congelación. Una vez que el período de bajas temperaturas haya pasado, estos materiales podrán retirarse, pero mientras esté presente es conveniente vigilar de vez en cuando su estado, de forma que nos aseguremos de que la humedad llega al suelo sin problemas. Esto es especialmente importante para las plantas que se encuentren bajo una cubierta o debajo de árboles de hoja perenne, donde el suelo recibe menos agua. Si notamos que la tierra está seca no dudaremos en regar.

Agruparemos las plantas exteriores que hayan sido plantadas en macetas y las colocaremos en las zonas más soleadas y resguardadas del frío, protegiendo especialmente sus raíces, ya que es una de las partes que más sufre y que si llega a helarse no se podrá recuperar como la parte aérea. Una de las formas más sencillas es meter el tiesto en un contenedor relleno de paja, pero también podemos forrar las macetas con tela, plástico de burbujas o fibra de coco. Las hojas y las flores pueden protegerse con plásticos colocados sobre unos soportes a modo de toldo de forma que cubran la planta pero sin tocarla, para lo cual agruparemos las plantas y así facilitaremos el trabajo. En el caso de ejemplares pequeños o recién plantados podremos taparlos con hojas de periódico; los mini-invernaderos de quita y pon también son una buena opción a tener en cuenta. La orientación influye en la temperatura a la que están expuestas las plantas: con una orientación norte las plantas recibirán más heladas.

Si se trata de plantas exóticas no acostumbradas al frío y poco recomendables en zonas con inviernos fríos deberán trasladarse al interior. Aquellas que no puedan ser trasladadas, como las palmeras, pueden protegerse con un cañizo bien atado.

Las plantas de interior que han disfrutado de la primavera y del verano en nuestras terrazas o balcones, debemos resguardarlas dentro de casa con la llegada de los primeros fríos otoñales. Debemos colocarlas en zonas luminosas, preferiblemente cerca de una ventana y lo más alejadas que sea posible de las fuentes de calor ya que éstas las resecan. Para evitar que la sequedad de las casas debida al uso de la calefacción les afecte demasiado es aconsejable pulverizar agua tibia de forma que se aumente la humedad ambiental. Hay que tener cuidado con las plantas en flor, con ellas lo más recomendable son las pulverizaciones indirectas evitando así que se estropeen las flores.

Aquellas plantas que estén en su periodo de descanso no las abonaremos, y reduciremos su frecuencia de riego. Estamos en una época de poco crecimiento por lo que sus requerimientos nutricionales son menores. Además un exceso de agua podría favorecer la pudrición de las raíces.

Estamos en el momento adecuado para podar las plantas trepadoras que han crecido demasiado. Es importante, revisar las sujeciones y volver a reponerlas en el caso de que se hayan roto. Las plantas que llevan tutor también se podarán y revisarán, a fin de minimizar los daños causados por los vientos fuertes.