Poda de setos

Iván M. Prado Rodríguez

Entre las principales tareas de mantenimiento que hay que realizarle a los setos para que siempre estén fuertes, sanos, bellos y arreglados, la poda es sin duda la más importante. Recordad que podar y guiar correctamente las plantas ayuda a mantener la salud y el vigor de las mismas, regula su aspecto y tamaño y, en algunos casos, mejora sus características ornamentales.

Las herramientas para realizar la poda de setos pueden variar dependiendo de si el seto es libre, formal, alto, bajo, pequeño o de gran extensión, pero lo más habitual es que se utilicen cizallas manuales o recortasetos con motor. A mayores también existen los recortasetos a motor con pértiga, muy útiles cuando lo que tenemos que podar es un seto alto.

En el caso de que seamos novatos en la tarea de podar setos, lo mejor es no tener prisa y utilizar las cizallas, que nos permiten cortar rama a rama. Los cortes desafortunados son difíciles de recuperar por lo que lo mejor es tener paciencia e ir poco a poco.

Dentro de las operaciones de poda es necesario diferenciar si se trata de un seto en formación, constituido por plantas jóvenes, o si por el contrario se trata de un seto ya formado. Los setos recién plantados necesitan de podas de formación, muy importantes porque de ellas dependerá que las plantas jóvenes desarrollen una estructura correcta. Es de vital importancia que estas se realicen de manera frecuente, de forma que se incentive el desarrollo de las ramas laterales y se evite la desguarnición de la base. Este tipo de podas se realizarán hasta que las plantas alcancen la altura deseada.

La poda se realizará de abajo a arriba, comenzando por las zonas laterales y actuando por último en la parte superior. La base del seto debe quedar ligeramente más ancha que la superior, de modo que la luz pueda llegar hasta las ramas inferiores y se evite que pierdan su bonito color verde. Si nuestro seto esta  realizado con coníferas como la thuja, el leilandi, u otras especies similares, no se podará el ápice de las plantas hasta que estas no alcancen la altura marcada. Cuando el seto está ya formado la poda se limitará únicamente a rebajar e igualar las ramas laterales.

Los setos formales y las pantallas no se deben podar a ciegas, sobre todo si somos inexpertos en esta materia. Lo más recomendable es utilizar una guía, bien una cuerda o un hilo de hierro (de mayor resistencia a las cizallas) tensados sobre unas estacas que irán ancladas en el suelo. Es importante que la guía que utilicemos este perfectamente horizontal, por lo que en caso de dudas, siempre habremos de tener a mano un nivel. Finalmente, cortaremos con la cizalla, deslizándonos por la guía que hemos instalado.

En el caso de los setos libres, la herramienta que se suele utilizar son las tijeras de podar. En este caso la poda consiste únicamente en suprimir las ramas secas, o bien aquellas que han crecido excesivamente. En todo caso, siempre se evitará crear huecos en la planta, de forma que rompa el conjunto del seto.

La época de poda de los setos no suele variar mucho respecto de la época de poda en general. Los setos de flor se podarán en la misma época que los arbustos de flores, es decir, después de la época de floración. Los setos formales dependerán de las especies que los compongan: los constituidos por especies frondosas (Prunus laurocerasus, Ligustrum ovalifolium, Photinea x fraseri, etc …), se podarán en primavera y otoño. Por el contrario, los formados por especies coníferas, se podarán a principios de verano. En cualquier caso, evitaremos podarlos después de septiembre.