Iván M. Prado Rodríguez

Fragancia en el jardín.

¿Quién no ha paseado por algún jardín y no ha recibido la fragancia de alguna planta aromática en su máximo esplendor? Seguramente nadie y es que el aroma o fragancia que nos proporcionan las plantas es una de sus características más importantes. Lo podemos percibir gracias a sus flores o incluso al rozar el follaje como puede ser el naranjo, el eucalipto, etc.

A la hora de realizar el diseño de un jardín, con una buena elección de plantas podemos disfrutar de un jardín fragante durante todo el año. A la hora de colocarlas hay que buscarles lugares apropiados para poder disfrutar de ellas, como cerca de una ventana, en la entrada del jardín, en una zona de paso, a los lados de un sendero. Este tipo de plantas se pueden plantar en macizos, bordes de setos bajos, etc.

Si disponemos de una terraza hay especies que crecen bien en tiestos como puede ser el pelargonium que emana un perfume afrutado, el jazmín o la gardenia. Las especies fragantes no requieren más cuidados que otras plantas, ni un mantenimiento específico; lo más importante es cultivarlas en condiciones similares al hábitat natural para poder asegurar un buen vigor y un perfecto desarrollo.

Realizando una plantación escalonada podremos disfrutar de ellas durante todo el año, sobre todo en primavera y en otoño. Debemos refugiarlas en un lugar protegido del sol más intenso y de los fuertes vientos. Este tipo de plantas no suele tener un problema serio frente a las plagas y enfermedades ya que muchas de ellas actúan, gracias al olor que desprenden, como ahuyentadores de gran número de insectos.

Los cuidados básicos serán el riego después de la plantación y en épocas de sequía, abono una vez al mes para las flores y eliminación de hojas e inflorescencias marchitas en todas las especies.

Como hemos comentado, podemos tener fragancia a lo largo de todo el año, la primavera es una estación donde encontramos numerosas especies que desprenden aromas, como pueden ser los pétalos de los cerezos japoneses o los almendros, o las flores de los lilos o el Ceanothus thyrsiflorus. En verano llegamos a la estación de las aromáticas como, por ejemplo, la salvia, el tomillo, santolina, etc. Lo único que demandan estas plantas es mucho sol, un poco de agua y un suelo bien drenado. Aparte del valor decorativo que poseen pueden tener  un alto nivel culinario. En esta estación también podemos contar con otras especies perfumadas como las típicas rosas, claveles, adelfas o buddleias. No podemos pasar por alto los arbustos de follaje fragante, aunque suelen ser olores discretos que no se perciben si no se frotan las hojas; entre ellos podemos encontrar el laurel, la tuya, el boj,…

Algunas plantas aromáticas pueden aguantar los primeros fríos como puede ser el romero. Entre las flores que podemos destacar en otoño nos encontramos los amarilis o los nardos. En invierno también podemos disfrutar de especies aromáticas, destacan arbustos como el durillo, el cornejo, el brezo o la madre selva.