Iván M. Prado Rodríguez

Tareas del noviembre

Entramos en el mes de los crisantemos, las calabazas y los suelos cubiertos de hojas, el momento en que los colores rojizos y ocres se acentúan al máximo y nos regalan con ello un maravilloso espectáculo. El frío y la humedad se tornan compañeros asiduos en nuestro día a día, pero esto no significa que nuestro jardín haya de volverse triste y lúgubre hasta la primavera, así que ánimo y a trabajar, aún nos quedan muchas tareas pendientes por hacer.

Entre los trabajos que deberíamos realizar en este mes para árboles y arbustos sigue estando la poda de setos. Antes de que entren en reposo invernal se pueden podar por última vez este año, cortando los brotes de desarrollo irregular. También debemos empezar a pensar en proteger las especies delicadas de los fuertes vientos y heladas: los acolchados los podemos realizar colocando un poco de paja en la base del árbol o del arbusto, mientras que para la parte aérea tendremos que crear una pequeña estructura clavando en el suelo tres estacas de madera que nos sirvan para sujetar algún film de protección contra las heladas.

A partir de mediados de mes seguramente ya podremos disponer de árboles en cepellón para poder plantarlos en el jardín.

Recodad recoger las hojas del césped. Es importante recogerlas enseguida, ya que en caso contrario podrían transmitir enfermedades fúngicas a la pradera. Se pueden quitar las hojas y desechos caídos con una escoba o rastrillo de hojas, aunque si la superficie es grande vendrá mejor un soplador-aspirador. Sigue siendo un buen momento para escarificar, para retirar hierbas y musgo muerto.

Ahora que la parte aérea de las plantas vivaces (Aster, Coreopsis, Rudbequias…) entran en reposo, podaremos la parte aérea marchita, luego las protegeremos con un acolchado a base de paja, turba, corteza….

El desvanecimiento del color de algunas de nuestras plantas propicia que otras, que normalmente no destacan tanto, sean ahora las que capten toda nuestra atención. Un buen ejemplo de estas llamativas plantas invernales, son: las coles ornamentales, los acebos, las nandinas o los leucothoes, entre otras muchas. Si lo que queremos son flores, una buena opción son: las ericas, los crisantemos, los pensamientos o el ciclamen.

Aún estamos a tiempo para plantar bulbos de floración primaveral, aunque en cambio, los rizomas y tubérculos de dalias, cañas de las indias, etc. se arrancan en este mes. Para conservarlas, las dejaremos secar y luego las guardaremos en un lugar seco y bien aireado, cubriéndolos con una capa de arena fina.

Ojo con los ataques de caracoles en las plantas más carnosas como pueden ser las bergenias, uñas de león, saxifragas…. Al escasear la vegetación, buscarán plantas para saciarse. Para controlarlos podéis probar con cebos envenenados o barreras protectoras.

Las plantas de interior también son susceptibles a las heladas por lo que si las dejamos por la noche en la terraza, corremos el riesgo de que por la mañana estén quemadas por el frío. Resguardarlas dentro de casa puedes ser una solución, pero recordar que la sequedad ambiental provocada por los radiadores puede ser sofocante para las plantas. Un remedio para evitar esto sería rociarlas con agua tibia los follajes sin vello, y colocar platos con agua y piedras bajo las macetas.

En cuanto a nuestra huerta, retiraremos los restos de cultivos de verano para poder roturar y abonar el terreno, preparándolos para las nuevas plantaciones. Dentro de este mes, en los frutales, podremos empezar a aplicar el primer tratamiento a base de aceite invernal.