Iván M. Prado Rodríguez

El durillo

Entre los arbustos que están en flor en esta época destaca el durillo, un arbusto perenne, rústico y decorativo muy apreciado en jardinería por su elegante crecimiento y su abundante floración. Sin duda es una planta de fácil cultivo que apenas nos dará trabajo y lucirá bella y hermosa en nuestro jardín o terraza.

El Viburnum tinos, comúnmente conocido como durillo por su gran resistencia, es un arbusto autóctono de la península Ibérica en particular de su región mediterránea. Se caracteriza por poseer un porte muy ramificado y redondeado, que puede llegar a alcanzar una altura de 4 m aunque lo más habitual es que no supere los 2 m.

Sus hojas son pequeñas, opuestas, coriáceas, ovaladas y enteras, y de un llamativo color verde intenso en el haz y con un tono más claro por el envés, con pequeñas vellosidades en las nerviaciones. La variedad ‘Bewley’s variegated’ presenta un llamativo follaje en color crema.

Planta de floración invernal, los durillos suelen estar en flor desde noviembre hasta abril, época en la que aparecen completamente cubiertos de pequeñas flores blancas dispuestas en corimbos compactos. Pasada la floración, el durillo tiende a producir una abundante fructificación de color azul que adquiere una tonalidad negra cuando ya está madura. Cabe destacar que los frutos del durillo son tóxicos por ingestión, por lo que se debe vigilar su emplazamiento en el caso de que puedan acceder a él los niños y los animales domésticos. 

El durillo es una planta que resiste moderadamente bien el frío, llegando a soportar temperaturas puntuales de hasta -10 ºC. Con heladas fuertes puede secar una parte de la planta, pero sin llegar a morirse, y lo más seguro es que rebrote al llegar la primavera.

Se puede ubicar a pleno sol, pero en general se encuentra mejor en zonas resguardas de los vientos fríos y fuertes, en una exposición a semisombra, en donde la luz no escasee. 

En cuanto al terreno, el Viburmun tinus precisa de suelos bien drenados pero con suficiente humedad en verano, en los que no le vendrá mal un ligero aporte de materia orgánica. Estos aportes sobre la zona de la raíz en primavera y otoño, son agradecidos por las plantas las cuales suelen desarrollar un crecimiento vigoroso y una elevada profusión de flores. El riego, cuando esté cultivado en contenedor y siempre que el tiempo sea cálido y seco, se realizará dos veces a la semana, pero siempre sin encharcar el sustrato. El resto del año con una vez por semana será más que suficiente. Cultivado en el suelo del jardín, es poco exigente en agua, llegando incluso a soportar pequeños períodos de sequía.

El durillo se puede propagar tanto por semilla, como por estaca de madera dura. En cuanto a las podas, es una planta capaz de soportar hasta las más intensas, por lo que es muy utilizada para la creación de setos bajos. También se suele utilizar la poda para contralar su tamaño, sobre todo si lo cultivamos en una maceta. La mejor época para podarlo es una vez que haya pasado la época de floración.

Su uso más extendido en jardinería es como ejemplar aislado, en donde destacará por su floración y gran porte. Cultivado en jardines grandes, formando masas también resulta muy llamativo. Su utilización como seto bajo también es muy habitual, debido a su gran rusticidad y su bella floración invernal. Los durillos son plantas que se adaptan a la vida en macetas, por lo que su utilización en balcones y terrazas está más que recomendada. Es importante destacar que su adaptación a la maceta es lenta, por lo que no se deben trasplantar muy a menudo.

En cuanto a sus enemigos más habituales destacan los pulgones y la araña roja, por lo que en primavera y verano deberemos vigilarlo de una forma especial.