Iván M. Prado Rodríguez

Las macetas de jardín

El hecho de no tener un gran espacio para crear tu jardín o no contar con una amplia terraza o patio en donde poder disponer de una gran zona donde plantar, no implica que nos tengamos que privar de hacerlo. Las macetas, tanto grandes como pequeñas, son un complemento muy potente con el que logramos realzar y dar vida a nuestros pequeños patios o balcones. Con una correcta distribución y combinando tamaños, colores y materiales podemos conseguir un agradable espacio en donde poder relajarnos y disfrutar de la serenidad y frescor que aportan las plantas.

Las macetas nos permiten crear un hogar artificial para las plantas gracias al volumen de sustrato que pueden contener.  Antes de comprar cualquier recipiente tenemos que pensar en su capacidad y su drenaje, y en las condiciones del clima donde estará situado.

El tamaño del contenedor será proporcionado al de la planta, de forma que se favorezca a su crecimiento. Una maceta pequeña podría dar lugar al marchitamiento de la planta. Aunque es cierto que algunas especies crecen mejor en contenedores estrechos y con las raíces algo apretadas como ocurre con el agapanto o la cinta.

A medida que crecen, las plantas deben de cambiarse de maceta hasta que alcancen el tamaño deseado. Una vez alcanzado podremos podarlas para mantener sus dimensiones, si se trata de arbustos. Las plantas de hoja perenne, por su parte, se pueden dividir en otros contenedores.

En cuanto a los tipos de macetas que nos podemos encontrar en el mercado, el número es amplísimo. Existente tantos materiales y formas como puedas imaginar. Desde las tradicionales de barro cocido pasando por las de metal, madera y materiales sintéticos, todas ellas al natural, barnizadas o envejecidas, y por supuesto, decoradas con distintos motivos y colores.

Es muy importante recordar que todos los recipientes donde vayamos a cultivar plantas deben tener un pequeño agujero en la base para facilitar el drenaje. Si no lo tienen, no te preocupes lo puedes hacer tú mismo con un taladro manual y algo de paciencia. Otra solución es poner trozos de tiesto de barro y una capa de gravilla en la parte inferior de forma que el agua en exceso se drene sin problemas. Para evitar manchar o mojar el suelo con el agua sobrante del riego utiliza platos o cubremacetas. Éstas últimas son una gran opción para las plantas de interior.

Otro tipo de macetas o jardineras que se empiezan a ver en el mercado son las hidrojardineras o también llamadas macetas de autoriego, las cuales proporcionan humedad contante en las zonas de las raíces mediante un depósito de agua y unas mechas conductoras de humedad. El depósito debe llenarse aproximadamente cada dos semanas a través de un tubo de llenado. Este tipo de macetas suelen resultar prácticas y cómodas aunque algo caras.

Las cestas colgantes o de alambre son muy apropiadas para las plantas de temporada aunque hay que recordar que en este tipo de recipientes las plantas precisan de un riego más constante y abundante, ya que al estar a una cierta altura, la cesta está más expuesta a la deshidratación por el efecto secante del aire y la escasa protección de que dispone.

Además de las distintas macetas de las hemos hablado, otro tipo de objetos pueden cumplir la función de tiesto, es cuestión de echarle imaginación y ser originales: cubos, un bol de porcelana, un sombrero de paja, una carretilla o un viejo barril, así como otros muchos objetos que ya no utilizamos pueden acabar siendo los recipientes perfectos para nuestra plantas.