Iván M. Prado Rodríguez

Las hiedras

Si tenéis jardín seguramente alguna vez habéis tenido la  necesidad de cubrir algún espacio con plantas: la pared que nunca os ha gustado, la verja que marca el límite del jardín, el tronco de un árbol seco, el talud que tanto trabajo os da limpiar… O quizá simplemente os atrae el tener un tapiz vegetal siempre lleno de color o con un marcado color estacional. Muchas y variadas son las plantas que podemos utilizar para conseguir nuestro objetivo. Todo depende de la rapidez con que queramos que eso ocurra y de si queremos o no que pierdan sus hojas en invierno.

Es por eso que hoy hablaremos de las hiedras (Hedera spp), un grupo de plantas tapizantes, de hoja siempre verde, que se sujetan fuertemente a las superficies que queremos cubrir  por medio de sus raíces adventicias, las cuales se forman en la parte no expuesta a la luz de su ramas estériles (no dan lugar a flores). Las hederas suelen presentar dos tipos de hojas: hojas triangulares y generalmente lobuladas en las ramas jóvenes, y hojas enteras en las ramas adultas. La floración ocurre en verano, cuando las hiedras ya son adultas, dando lugar a racimos de pequeñas flores esféricas verdes amarillentas, que producirán en  otoño pequeñas bayas negras  persistentes en la planta durante gran parte del invierno. Estos frutos son tóxicos y manchan, por lo que es algo que debéis tener en cuenta si pensáis en elegirla.

En el mercado podemos encontrar muchas especies y variedades de hiedra, con diferente color y tamaño de hoja, pero de un crecimiento medio similar. Entre las más conocidas destacan:

  • Hedera canariensis: Hojas muy grandes, ovaladas, enteras, acorazonadas, de color verde intenso y brillante. La variedad ‘Glorie de Marengo’, presenta hojas de un color verde gris oscuro en el centro y más pálido en los bordes, con grandes matices irregulares de blanco crema.
  • Hedera colchica: Hojas grandes, delgadas, acorazonadas y redondeadas en la base. Es una planta bastante rústica y de desarrollo rápido. La variedad ‘Dentavariegata’ presenta hojas triangulares con bordes y manchas en color blanco amarillo.
  • Hedera hélix: Es una de las más conocidas y utilizadas como planta tapizante. Planta rústica y longeva, puede llegar a superar los 20 m de altura, con un tronco leñoso y fuerte. Las hojas de las ramas estériles miden entre 5-10 cm y son ovaladas y triangulares, con 3-5 lóbulos. Las de las ramas fértiles son más pequeñas y enteras. En el mercado se pueden encontrar una gran cantidad de variedades, todas ellas muy bellas y distintas: La variedad ‘Arborescens’ presenta porte arbustivo; la ‘Elegantissima’ es muy compacta, y sus hojas pequeñas y lobuladas, tienen un borde blanco, que en invierno adquiere una coloración rojiza; la ‘Hibernica’ presenta hojas de 7-15 cm de largo y ancho, de 3 lóbulos, coriáceas y de marcada nerviación. Su color verde brillante, en invierno adopta matices rojizos; la ‘Buttercup’ de hojas amarillas; la ‘Goldheart’, es una de las variedades más extendidas. Las hojas enteras o lobuladas, se caracterizan por poseer una mancha central dorada. Los bordes son de color verde oscuro brillante.

En general, las hiedras son plantas muy poco exigentes y muy resistentes que pueden desarrollarse bien, tanto en ubicaciones soleadas como situadas en zonas sombrías. De hecho, en las zonas sombrías, las especies y variedades de hoja verde son las plantas tapizantes que mejores responden. Las variedades de hoja jaspeada o amarillas prefieren zonas más luminosas. Es importante recordar que las hiedras requieren de un periodo de tiempo para implantarse en el terreno, pero una vez que lo hacen su crecimiento es rápido, y cubren paredes y superficies formando capas y capas de hojas.

Un aspecto a tener en cuenta de las hiedras que crecen próximas a los árboles es que normalmente buscan adherirse a su corteza para poder ascender y recibir más luz, aunque en realidad lo que acaban consiguiendo es dañar y asfixiar con su espeso follaje a los árboles por los que asciende, por lo que si esto nos ocurre, la mejor opción es eliminar la hiedra del árbol. Por otro lado, si nos gusta el efecto que hace, también podemos controlar su crecimiento podándolas en primavera, aunque esto no sea lo más recomendable.