Iván M. Prado Rodríguez

La iluminación en el jardín

La importancia de planificar bien la iluminación de un jardín resulta de su relación con el uso que le queremos dar y de las sensaciones que queremos que nos transmita. No es lo mismo un jardín de entrada a la casa o a un edificio, cuya función es más estética que de ocio, que un jardín en donde disponemos de un lugar de reunión, una zona de esparcimiento y un pequeño rincón para aislarnos del mundo y encontrarnos con nosotros mismos.

Un jardín o una terraza funcionales y bien iluminados se convierten en una estancia adicional de la casa, donde podremos acudir con frecuencia. Un lugar donde el trabajo y el relax van de la mano. Una zona de ocio, de reunión y de tranquilidad, que con un poco de imaginación y buen hacer se puede disfrutar a cualquier hora del día, independientemente de si es por la mañana, por la tarde o de noche.

A la hora de plantearnos el uso de iluminación artificial en los espacios exteriores, debemos tener en cuenta qué es lo que queremos iluminar y cómo lo queremos iluminar. Una iluminación acertada puede suavizar, por ejemplo, las formas duras de los materiales constructivos.

Existen distintos tipos de iluminación, de modo que podremos disponer de puntos luminosos suaves e intensos de acuerdo a nuestras necesidades, para destacar o suavizar elementos concretos o crear rincones y espacios apartados. En función del tipo de iluminación que elijamos, el efecto que puede causar el jardín por la noche variará.

La iluminación ascendente resalta la forma de los elementos iluminados, y se suele utilizar con árboles frondosos o de grandes dimensiones. Por el contrario, la iluminación descendente produce sombras en el suelo, y aporta una mayor sensación de espacio. La iluminación a contraluz se utiliza para resaltar siluetas de elementos de formas características, mientras que la iluminación de texturas resalta el follaje o la corteza de los troncos de los árboles. Es importante recordar que los jardines con exceso de iluminación pierden interés, pues carecen de sombras que definan los espacios.

Entre los distintos dispositivos lumínicos que se pueden encontrar en el mercado, destacan:

Las farolas, muy útiles para el acceso al jardín, terraza o porche, ya que nos proporcionan una luz difusa y suave que no resulta deslumbrante.

Las balizas, perfectas para iluminar caminos y senderos. Las balizas solares no gastan electricidad, son fáciles de encontrar y no suelen ser caras. Presenta una luz más tenue que las eléctricas pero no necesitan instalación y se pueden mover con mucha facilidad.

Los reflectores, que presentan una forma muy similar a la de una seta debido a la presencia de la cubierta superior que se utiliza para reflejar la luz hacia abajo. Su principal uso es para iluminar macizos y plantaciones bajas.

Los focos, habituales de los jardines, que se utilizan para resaltar setos, arbustos o elementos ornamentales. Suelen ser orientables. Los eléctricos proporcionan más luz que los de células fotovoltaicas, aunque éstos últimos son muy útiles para pequeñas zonas de difícil acceso.

Los proyectores halógenos, que son generalmente muy potentes, por lo que su uso suele estar indicado para iluminación de largo alcance o algún elemento decorativo. Algunos se activan con sensores de movimiento, lo cual abre a su vez múltiples posibilidades adicionales.

Las antorchas, muy utilizadas en las noches de buen tiempo ya que dirigen la luz hacia abajo o en todas direcciones. Existen muchos modelos de materiales diferentes, aunque en general su funcionamiento es muy simple: necesitan de una mecha y un poco de queroseno para funcionar. Al igual que las balizas no necesitan de una instalación previa  y se pueden mover con facilidad.

Las guirnaldas de luz, alegres y muy prácticas para cenas informales y reuniones entre amigos. Se suelen colgar de los árboles o entrelazar en la pérgola. Las hay solares por lo que son una buena opción a considerar en el caso de no tener instalación eléctrica en la parcela.

Los portavelas, que aportan una nota romántica y acogedora. Desprenden una luz muy suave y agradable. Algunos incluyen un cristal protector, algo muy útil si por la noche se levanta un poco de viento.

En definitiva, una buena elección del tipo de iluminación no sólo contribuirá a dar funcionalidad y personalidad a nuestro jardín, sino que nos permitirá acceder a él para disfrutarlo a cualquier hora del día.