Iván M. Prado Rodríguez

El lilo

Hoy os hablaremos del ‘Lilo’, un pequeño arbolito de hoja caduca y bella floración primaveral, perfecto para cultivar en un jardín pequeño o una terraza soleada. Sus llamativas y aromáticas flores, de perfume único, dulce y delicado, harán de su elección una gran decisión.

La Syringa vulgari es un arbusto endémico de los Balcanes. En su lugar de origen crece en zonas rocosas, lo que demuestra que, a pesar de su delicado aspecto, el lilo es una planta fuerte y muy resistente. Los lilos se caracterizan por presentar un crecimiento medio y un porte ramificado, pudiendo alcanzar con el paso de los años los cinco metros de altura. La corteza, de color gris a gris pardo y lisa en sus primeros años, se agrieta de forma longitudinal en los ejemplares de mayor edad. Las hojas son simples, de tamaño medio, ovales, lanceoladas y de color verde claro. La variedad ‘Aurea’ presenta hojas con tonos amarillos. Las flores aparecen entre abril y mayo. Estas son pequeñas flores tubulares, dispuestas en grandes y densas panículas terminales. Habitualmente las flores son lilas o malvas, aunque se pueden encontrar variedades con flores blancas, moradas o rojas.

Entre las variedades más ornamentales podemos encontrar los lilos de flores simples, con llamativos representantes como: el “Etna”, de flores en color rojo burdeos; el “Vestale”, de flores color blanco puro, muy florífero y de porte compacto; o el “Massena”, de flores púrpuras oscuro y muy perfumadas. Entre los lilos de variedades de flores dobles o semidobles, sobresalen: el “Catherine Havemeyer”, de flores muy perfumadas, en color lavanda púrpura; el “President Vigier”, de flores en color lila claro y con botones florales de color rojo violáceo. La Syringa microphylla ‘Superba’, de porte bajo y compacto (no supera los dos metros), florece en mayo, cubriéndose de flores muy aromáticas. A veces, y siempre que el clima lo permita, puede volver a reflorecer a finales de agosto.

El lilo es una planta rústica y fuerte que soporta sin problemas las temperaturas más frías. A la hora de situarlo en el jardín deben elegirse zonas soleadas, aunque si los veranos son muy calurosos lo mejor será situarlos en un lugar donde no aseguremos de que reciban algo de sombra. Se adapta prácticamente a cualquier tipo de suelo, siempre y cuando no sean muy ácidos. Agradece suelos fértiles y con un ligero grado de humedad durante todo el año. En primavera, el lilo agradecerá un aporte de abonado.

En cuanto a su mantenimiento, se recomienda podar las ramas que hayan florecido por la mitad para conservar su aspecto compacto y estimular la próxima floración. En invierno sólo se realizarán podas de limpieza, para eliminar partes muertas o dañadas. Nunca a fondo en esta época, pues la planta forma sus ramilletes de flores a partir de las yemas preexistentes del año anterior, por lo que si las podamos no tendremos flores en primavera.

Los lilos son siempre una excelente elección para el jardín. Su pequeño porte y sus ya comentadas características los hacen perfectos para cultivar en maceta en jardines pequeños, patios ajardinados o pequeños rincones. En zonas amplias, también se ven muy bellos, donde destacan con gran fuerza si crecen como ejemplares aislados dentro de otras especies frondosas. Los lilos son plantas de fácil adaptación dentro del jardín. Su pequeño tamaño, su porte ramificado y su extraordinaria floración los hacen muy interesantes como planta aislada, o bien formando diferentes composiciones en plantaciones mixtas. Otro uso práctico y decorativo es como seto informal.