Iván M. Prado Rodríguez       

Defendiendo a nuestras plantas: la prevención.

Con la llegada del buen tiempo y las altas temperaturas, las plagas en el jardín son otro de los aspectos que tendremos que vigilar si no queremos que un pequeño descuido nos dé al traste con alguna de nuestras plantas preferidas. Hoy os proponemos una serie de trucos y consejos que pueden ayudarnos a mantener controladas estas plagas, con un menor uso de los productos fitosanitarios comerciales. De este modo protegeremos nuestra salud y reduciremos los efectos negativos sobre los insectos beneficiosos que nos rodean.

La mejor manera de mantener un jardín sano es la prevención, por  lo que a la hora de elegir las plantas es importante optar por aquellas que se adapten mejor a nuestras condiciones ambientales. Dentro de éstas, las que menos problemas nos darán serán las especies autóctonas. Una ubicación que no favorece el buen desarrollo de la planta, también la hará más vulnerable a los ataques de organismos patógenos. Por lo tanto, no sólo la elección de la planta sino también la correcta ubicación son aspectos que forman parte de la prevención. Estos consejos son válidos tanto para las plantas situadas en el interior de nuestra casa, como para aquellas que cultivamos en nuestro jardín.

Una medida preventiva adicional en el caso de los jardines, consiste en mantener en buen estado los setos naturales y árboles que lo rodean. Éstos sirven de refugio a un buen número de animales que, al alimentarse de insectos, nos ayuda a mantener sus poblaciones bajo control.

Un adecuado mantenimiento que reduzca la presencia de hojas y flores del año anterior, o que mejore la aireación mediante podas de intensidad adecuada, también ayuda  reducir la probabilidad de ataques, al eliminar las posibilidad de refugio de los patógenos y reducir las condiciones que le son favorables (humedad). Mantener las plantas limpias con regularidad, también permite detectar los ataques con rapidez en el caso de que aparezcan.

Situar muchas plantas de un único tipo en el mismo lugar equivale a crear un paraíso para los patógenos que las atacan. Por esta razón es recomendable combinar especies diferentes, lo que por otra parte también puede ser beneficioso desde el punto de vista estético. Pensemos, además, que existen plantas que repelen ciertas plagas, por lo que plantarlas cerca de aquellas plantas más susceptibles constituye un buen sistema de defensa. Un ejemplo de ello son los tagetes, muy utilizados contra los pulgones. Si cultivamos plantas anuales, o un huerto, rotar las especies entre diferentes lugares cada año también reduce la probabilidad de los ataques.

A pesar de todo, suele suceder que todos nuestros esfuerzos de prevención no sean suficientes para evitar la infestación ocasional de algún patógeno. En estos casos es fundamental detectar el ataque lo más pronto posible, ya que ello nos permitirá no tener que recurrir a tratamientos muy agresivos. En particular, existen diferentes tratamientos con productos de uso cotidiano que pueden servirnos en estos casos.

Por ejemplo, una de las plagas de insectos más habituales es la de pulgones, unos pequeños insectos que viven formando colonias en nuestras plantas. Para acabar con ellos a menudo es suficiente con pulverizar la planta infestada con una solución a base de agua, jabón y un poco de alcohol. Ten en cuenta que resulta común encontrar mariquitas cerca de los pulgones. ¡No acabes con ellas! Este tipo de insectos son los depredadores naturales de los pulgones, te ayudarán a acabar con ellos.