Iván M. Prado Rodríguez

Las araucarias

En el mundo de las plantas es fácil encontrar árboles majestuosos y elegantes, cuya sola presencia en el jardín engrandece y reafirma el carácter del lugar. Quién no se ha sentido asombrado al entrar en un jardín donde los árboles de gran porte y elegante estampa son sus grandes protagonistas. Es por eso que hoy hablaremos de las araucarias, un extenso grupo de plantas, a la que a más de uno os habrá llamado la atención alguna.

El genero Araucaria comprende un amplio grupo constituido por 19 especies, todas ellas oriundas del hemisferio sur, en concreto de Australia y del extremo sur del continente americano.

Las araucarias son coníferas siempreverdes de lento crecimiento y gran tamaño que pueden llegar a alcanzar un altura final de 30 a 80 metros. Su porte piramidal se caracteriza por poseer un crecimiento vertical muy marcado, el cual se contrapone a la disposición más o menos horizontal de sus singulares ramas. Las hojas verdes suelen ser aciculares en la fase juvenil, y triangulares con apariencia de escamas duras y punzantes en la fase adulta. Éstas se disponen alrededor de los tallos cubriéndolos por completo. Las araucarias son en su mayoría especies dioicas, es decir, las flores (conos masculinos y femeninos) aparecen dispuestas en grupos, en plantas distintas dependiendo del sexo. Los conos femeninos son globosos y se localizan normalmente en la copa de los árboles. Los conos masculinos son más pequeños y cilíndricos, y suelen aparecen en la parte inferior de las ramas.

Los ejemplares jóvenes se caracterizan por poseer un porte relativamente simétrico, con troncos rectos y longitudinales que presentan ramificaciones hasta la base. En la fase adulta, estas ramificaciones desaparecen en gran parte de su longitud, aunque este aspecto depende más de la especie que se trate.

Las araucarias prosperan bien a pleno sol y en lugares que no sean demasiado fríos en invierno. Para un óptimo cultivo necesitan de terrenos profundos, ricos en materia orgánica en descomposición y en donde no les falte la humedad, sobre todo en las épocas de más calor.

Los grandes ejemplares destacan situados de forma aislada en las proximidades de una gran edificación. De hecho, su solemne y estilizado porte las ha convertido en las plantas más elegantes de las zonas costeras, donde pocos árboles podrían dar tanta presencia como ellas. Su plantación en pequeños grupos tampoco se ha de descartar, aunque resultan más bellas combinadas con otras coníferas.

Entre las distintas especies que podemos encontrarnos en el mercado destacan: la Araucaria araucana, también conocida como Araucaria de Chile, donde forma grandes bosques en la región de Araucaría. Se caracteriza por poseer ramas cilíndricas y gruesas, constituidas por hojas en forma de larga escama terminadas en puntas fuertes y duras; la A. heterophylla, comúmente conocida como Pino de Norfolk (Australia) por ser este su lugar de origen. Es la araucaria más cultivada en los jardines de medio mundo. Sus ramas principales se disponen horizontalmente separadas por pisos. Destaca por su resistencia al viento y a la salinidad. Su lento crecimiento hace posible su cultivo en el interior de las casas, por lo que también se vende como planta de interior; y la A. bidwillii, con un crecimiento más moderado que las otras especies de araucaria. (25 m). Se puede cultivar en maceta, lo que la convierte en una estupenda opción para terrazas soleadas.