Iván M. Prado Rodríguez

La Cala

La cala, también conocida como Zantedeschia o Lirio de agua, es una hermosa planta  originaria de África. Su nombre científico, Zantedeschia aethiopic, fue dedicado al botánico italiano G. Zantedeschi, que vivió entre el siglo XVIII y el XIX. Fue introducida en Europa como planta ornamental de exterior gracias a su exótico follaje verde brillante y sobre todo a sus bellas, grandes y elegantes flores en forma de embudo.

Las calas son plantas herbáceas perennes que presentan un tallo carnoso subterráneo, el cual le sirve también para su propagación. Este órgano, denominado rizoma, tiene una elevada capacidad de crecimiento lo que hace que cada año la colonia de calas se haga más numerosa y bella.

Sus apreciadas flores son en realidad espatas, que se elevan hasta a una altura de unos 60 centímetros sobre un pedúnculo carnoso. En la parte superior de éste emerge, a principios de primavera, una delicada tulipa, generalmente de color blanco crema, en cuyo interior se sitúa un espádice de color amarillo con forma de dedo, portador de numerosas flores diminutas. La floración se mantiene de forma continuada durante toda la época estival. Las hojas grandes y lustrosas, normalmente de color verde oscuro brillante, se asemejan a puntas de lanzas con bordes ondulados.

A la hora de ubicar la cala en el jardín lo mejor será buscarle una situación sombría, aunque tolera exposiciones soleadas en zonas donde éstas no sean muy intensas. Los lirios de agua son sensibles a las heladas severas, por lo que en la medida de lo posible debemos situarlas en una zona protegida. En zonas de inviernos fríos las hojas mueren, por lo que habrá recortarlas a ras de suelo. Se recomienda acolchar la zona donde vegetan los rizomas para protegerlos del frío.

Las calas son plantas resistentes y vistosas, por lo que resultan muy apreciadas a la hora de crear parterres en zonas umbrías, en la que suelen ser combinadas con especies de similar comportamiento como las hostas, los lirios, los hemerocallis o los agapantos. Tampoco es difícil su cultivo en maceta, por lo que resulta una buena opción para las terrazas sombrías que buscan algo de color.

En cuanto a su cultivo, el lirio de agua no es una planta demasiado exigente, aunque requiere de un suelo fértil y de un riego frecuente para una buena floración. Su necesidad de agua se compensa con su utilización como planta para márgenes de estanque, en donde cubrimos sus necesidades hídricas a la perfección, ya que toleran que sus tallos subterráneos vivan por debajo del nivel del agua, siempre que no esté estancada permanentemente. 

Aunque la mayoría de nosotros asociemos las calas al color blanco de sus espatas y  al verde oscuro de sus hojas, en el mercado existen otras especies de Zantedeschia, menos resistentes al frío pero que pueden ser cultivadas en zonas soleadas, entre las que destacan: la Z. elliottiana, de flores amarillas y pintas blancas en las hojas; la Z. rehmannii,  de porte más pequeño y flores con colores que pueden ir del rosa al púrpura pasando por el rojo; o los híbridos de ambas especies, cuyas flores pueden ser de color rosa, rojo, bronce o naranja. Todas estas especies de vivos colores han de cultivarse a pleno sol o en zonas con sombra parcial.

Se multiplican con facilidad en primavera,  por división del rizoma. Las calas no son una plantas muy propicias a plagas o enfermedades, aunque habrá que tener cuidado con los caracoles y las babosas, ya que sus hojas suelen ser muy apreciadas por ellos.